Tal vez uno de los mosaicos más representativos de la Ciudad de México son sus coloridos taxis.
Después de la década de los 60, el incremento en el tráfico urbano obligó a cambiar el tamaño del transporte público. Fue cuando surgió la idea de incorporar pequeñas unidades que se manejaran de manera fácil, que fueran durables y de bajo costo de mantenimiento.
El candidato ideal fue el Vocho, ofrecía durabilidad a bajo costo y su espacio se ajustaba a las necesidades de uso cotidiano de un taxi. Rápidamente la ciudad se empezó a poblar con estos ágiles y convenientes modelos.
Se podían distinguir básicamente en dos colores, rosas y amarillos y la diferencia radicaba en el precio que costaba el viaje. La gente de la Cuidad de México pronto se encariñó con sus singulares taxis.
En la década de los 90 se vio un incremento en el número de unidades que circulaban. Fue también durante estos años que se enfatizó el concepto de taxi ecológico por lo cual se optó por el color verde.
A pesar de que el Vocho fue descontinuado en el 2003 y a la modificación de algunos reglamentos, aún se siguen viendo circular por las calles éste estilo de taxis, continuando así una tradición de servicio y utilidad que los ha caracterizado.